lunes, 20 de julio de 2020

Tendencias actuales de la Lingüística.


     Ludwig Wittgenstein y los cimientos del lenguaje:


Wittgenstein afirma que debemos ver el lenguaje como una actividad humana en que debemos ver al lenguaje como una actividad humana inmersa en un sistema de prácticas, las cuales constituyen 10 que denominó una 'forma de vida'. Wittgenstein ha puesto énfasis en el carácter regulado de esta actividad, sosteniendo por un lado que hay reglas que rigen nuestras prácticas, pero señalando por el otro que estas reglas están sustentadas por las prácticas mismas, por 10 cual no tiene sentido hablar de una regla sin referirnos a su aplicación.

Las proposiciones que describen las reglas de nuestros juegos de lenguaje, llamadas por Wittgenstein 'proposiciones gramaticales', no pueden ser verdaderas ni falsas porque expresan reglas que son el fundamento de toda verdad y falsedad. No podemos dar razones de ellas porque son el fundamento de toda razón. Así resulta que las reglas carecen de fundamento y las proposiciones gramaticales carecen de sentido.

Es conocida la tesis wittgensteiniana de que el significado de una palabra no es otra cosa que su uso. Esto quiere decir que el significado no es ningún tipo de entidad que va adosada a la palabra. No es el objeto referido por la palabra, ni algún tipo de estado mental (psicológico) que acompaña de algún modo a la emisión de la palabra, y que es de acceso exclusivo al hablante.

Para Wittgenstein "existe una correspondencia entre los conceptos de 'significado' y de 'regla'." Esto se debe a  que un significado de una palabra es una forma de utilizarla, que es "lo que aprendemos cuando la palabra se incorpora a nuestro lenguaje por primera vez" y esto no es otra cosa que una regla de aplicación o uso de la palabra.

Wittgenstein denomina 'proposiciones gramaticales' a las proposiciones que describen las reglas de los juegos de lenguaje. Éstas no pueden ser verdaderas ni falsas debido a que expresan reglas que son el fundamento de toda verdad y falsedad. Además no pueden ser verdaderas ni falsas porque su contraria carece de sentido(es decir, no es verdadera ni falsa). De este modo, Ellas también carecen de sentido.


     La teoría de la intencionalidad de John Searle:


El problema de intencionalidad ha sido uno de los problemas más importantes de la filosofía, de tal manera que muchos filósofos, tales como Schopenhauer, Brentano y Popper, lo han tomado como el problema fundamental de la filosofía. Debido a esta misma importancia, debe proceder cuidadosamente a la hora de partir de una u otra definición de ella, pues si esta es inadecuada, el sistema filosófico está débil desde sus bases.

La filosofía tradicional suele darle a los conceptos usos diferentes a los usos comunes, por lo cual su lenguaje se presta para confusiones y, en consecuencia, no logra avanzar en el conocimiento. De esto no ha salido bien librada la intencionalidad, lo cual implica que es necesario abordar el problema desde otra perspectiva.

La referencia como acto de habla: el problema de la referencia ha sido de vital importancia en la filosofía analítica contemporánea, al igual que para la filosofía del lenguaje que se despliega de dicha tradición, esto por su estrecha correspondencia con la significatividad de los conceptos, entendida como la relación entre un término y otro. Ahora, para hablar de la referencia debe tenerse claro, en primer lugar, el concepto de acto de habla.

Searle considera que los actos son elementos esenciales de la comunicación lingüística. Al respecto, argumenta que cuando alguien considera que un ruido o unas marcas en un papel constituyen un mensaje, contempla dicho mensaje como producido por un ser con ciertas intenciones y, de no ser una producción intencionada, carece de sentido hacer un esfuerzo por tratar de entender su significado.

Searle posteriormente generalizó esta descripción basada en reglas de la fuerza ilocutiva como un caso específico de intencionalidad. Searle identifica una propiedad de los fenómenos intencionales llamada la dirección de encaje. Por ejemplo, cuando vemos una flor nuestro estado mental se encaja con el estado del mundo, y la dirección de encaje es mente-a-mundo. Pero si alargamos la mano para coger la flor nuestro objetivo es hacer que el mundo encaje con nuestro estado mental, y en este caso la dirección de encaje es mundo-a-mente.

 Teoría de los actos de habla


 Es una de las primeras teorías en pragmática de la filosofía del lenguaje. Su formulación original se debe a John Langshaw Austin en su obra póstuma Cómo hacer cosas con palabras. Un acto de habla es un tipo de acción que involucra el uso de la lengua natural y está sujeto a cierto número de reglas convencionales generales y/o principios pragmáticos de pertinencia. Mientras estudiaba en la Universidad de Oxford, John Searle se formó con el filósofo británico John Langshaw Austin, quien había desarrollado la Teoría de los Actos de Habla. Gran parte de la obra de Searle ha consistido en retomar y continuar el desarrollo de esta última.

El efectuar un acto de habla, expresando una oración correcta gramaticalmente y con sentido, implica un compromiso con el entorno. Un acto de habla puede ser solicitar información, ofrecer, disculparse, expresar indiferencia, expresar agrado o desagrado, amenazar, invitar, rogar, etc.

Searle, quien siguió el análisis de Austin sobre los enunciados de acción o "performativos" y se centró en lo que aquél había llamado actos ilocucionarios (actos que se realizan diciendo algo), desarrolló la idea de que diversas oraciones con el mismo contenido proposicional pueden diferir en su fuerza ilocucional, según se presenten como una aseveración, una pregunta, una orden o una expresión de deseo.

John Searle retomó la teoría de los actos de habla, y se ha enfocado específicamente en el análisis de los actos ilocucionarios, en su contenido proposicional y en las reglas que siguen (en las condiciones necesarias para que una declaración tenga efectos performativos).

Según Searle, un acto de habla es una situación que incluye a un hablante, un oyente y una emisión del hablante. Y un acto ilocucionario o ilocutivo es la unidad mínima de la comunicación lingüística. Para el filósofo, la comunicación lingüística incluye actos, y es así porque por sí solos, los ruidos y los signos escritos no establecen comunicación.






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